Monitorización del malestar psicológico de voluntarios de líneas de primeros auxilios psicológicos en Ecuador durante la crisis por COVID-19

Por Clara Paz

La presencia y la rápida expansión de la COVID-19 produjo una crisis sanitaria, pero también social en muchos países del mundo. Muchos gobiernos tuvieron que tomar acciones y proponer medidas para evitar el contagio del virus con el fin de no saturar los sistemas de atención en salud. Las medidas incluyeron la declaración de confinamiento obligatorio, el distanciamiento social, el cierre de fronteras, entre otras. En este escenario muchas personas comenzaron a experimentar síntomas de ansiedad, depresión y estrés, lo que motivó a muchos gobiernos y organizaciones a crear sistemas de atención remota para dar apoyo psicológico a las personas que lo requerían.

En Ecuador, el gobierno propuso la creación de un sistema telefónico para proveer primeros auxilios psicológicos a la población general.  Estudiantes de los últimos años de la carrera de psicología era quienes atendían estas líneas telefónicas, supervisados por profesores con mayor experiencia clínica. Los estudiantes a cargo de las líneas telefónicas provenían de diferentes universidades del Ecuador y cada universidad se encargaba de generar el proceso de supervisión. En el caso de la Universidad de Las Américas, el modelo de supervisión fue desarrollado por un grupo de profesores y aplicado por más de 40 semanas, mientras se ofreció el servicio de primeros auxilios psicológicos. La supervisión tenía dos objetivos: 1) atender las necesidades emocionales de los voluntarios y 2) promover el desarrollo de habilidades de atención psicológica remota. Para cumplir con el primer objetivo se usó el CORE-10 para la monitorización del estado mental de los voluntarios, semana a semana. Es así como los voluntarios completaban el CORE-10 cada semana y el reporte de sus puntuaciones eran entregados como gráfico al supervisor directo para ofrecer alternativas de atención en caso de que fuera necesario, sea por un aumento significativo del malestar desde la primera vez que respondió el CORE-10 hasta la última vez que lo respondió o por la identificación de fluctuaciones constantes en las puntuaciones del CORE-10 a lo largo del voluntariado.

Este tipo de supervisión permitió identificar aquellos voluntarios que presentaban malestar en el proceso de atención o que estaban experimentando dificultades personales, propias de una situación de pandemia. Con esta información los supervisores fueron capaces de dialogar con los voluntarios o proponer actividades para reducir el estrés y la ansiedad.

La descripción detallada del modelo de supervisión, aquí explicado, está disponible en el artículo: “Supervision model of mental health telecare volunteers during COVID-19 pandemic” en la revista Clinical Neuropsychiatry. La experiencia personal de quienes implementaron la recolección y análisis de los datos semana a semana se presenta en el artículo “Supporting practice based evidence in the COVID-19 crisis: three researcher-practitioners’ stories” en la revista Counselling Psychology Quarterly.

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